La vida de pareja, rara vez se la vive de a dos. Están los hijos, la familia, el trabajo, los amigos… En fin, hay mucha influencia externa que impide disfrutarla en la intimidad. Esta falta de espacio para la pareja puede resultar en una desconexión que termina en una convivencia por costumbre o conveniencia, y eventualmente en una ruptura.

El territorio de la pareja es sensible y delicado, por eso es importante reservar y priorizar espacios a solas para compartir, reír, viajar, ser cómplices y alimentar la chispa de la pasión.

Para construir un entorno íntimo de pareja, ambos necesitan marcar las fronteras de la relación. Estar dispuestos a poner límites a sus familias de origen, a los mismos hijos, a los amigos, al trabajo. Ese espacio “nuestro” es valioso, y por lo mismo necesitan cuidarlo con atención y no contaminarlo con influencias externas que pueden ser perjudiciales. Si la pareja siente que ha cercado su territorio con amor, está delimitando la cancha de su espacio privado.Y si lo hacen en conjunto, es más fácil.

Necesitan escucharse mutuamente y estar predispuestos a cambiar de acuerdo con las circunstancias. Si “yo siento que soy prioridad para ti y viceversa”, están alimentando un sentimiento de confianza que es imprescindible para favorecer el vínculo. Ahora, por supuesto tampoco se debe llegar ¡al punto de aislamiento! El contacto social y familiar enriquece la relación, y es necesario para la salud mental de los dos. El dilema es que para conseguir esto, ambos necesitan poner en orden sus prioridades y sus afectos. Es decir, no ceder frente a las lealtades y compromisos con la familia de origen.

Por otro lado, se encuentran los hijos, quienes también compiten con la atención que requiere la pareja. Necesitan cuidado y protección cuando son pequeños y a medida que crecen, sus logros y equivocaciones ocupan gran parte de nuestra concentración física y mental. Por eso necesitamos poner límites con ellos también, asignar momentos románticos como una cena especial, una salida al cine o una caminata al aire libre.

Es importante mencionar que el trabajo y la vida social también amenazan la vida de pareja, pues en muchos casos se convierte en una vía de escape a las insatisfacciones en casa.

Así como asignamos espacios de nuestra vida para reuniones laborales o almuerzos en familia, hay que darle la misma relevancia a la pareja. Separemos espacios de intimidad, espontaneidad y alegría solo para los dos. Una vida de pareja rica en amor y complicidad es la base para la armonía en todos los aspectos de la vida. Si quieres conocer más a profundidad sobre este tema te invito a leer mi libro «Amar No Cuesta Tanto» en donde encontrarás valiosas herramientas para fortalecer tu relación de pareja.

Claudia es psicóloga, psicoterapeuta sistémica, terapeuta certificada en Brainspotting. Trabaja desde hace doce años en su consulta privada y participa en un segmento de parejas en la radio. Empezó en la televisión cuando era una niña; luego se formó como actriz y se mantuvo involucrada en los medios de comunicación. A sus 35 años decidió estudiar psicología y en el 2011 emprendió con “Química Perfecta” un servicio personalizado de búsqueda de pareja que tuvo gran acogida. Vive en Quito con su esposo y sus cuatro hijos. “Amar no cuesta tanto“ es su primer libro.